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adriancordova

asalto a bancos

Dos atracos se produjeron, en el país, en
menos de 8 días. Los bancos calculan en USD 10 millones las
pérdidas desde 1993. Hay más violencia en estos delitos.

Según los reportes del Comité de Seguridad Bancaria del país,
del 1 de enero al 28 de julio de 1998 han sido asaltados y
robados 71 bancos, casas de cambios, blindados y mutualistas.

¿La pérdida calculada? 8.500 millones de sucres, solo por las
40 entidades que reportaron el monto aproximado. De los 71,
nueve casos han sido frustrados.

Los dos últimos casos se dieron en la madrugada del domingo 26
de julio en el Banco de Préstamos de Quito. En la noche del
lunes 27 del mismo mes, guardias y policías frustraron el
asalto a la matriz del Banco de Guayaquil en esa misma ciudad.


En los últimos meses el asalto al blindado del Banco del
Progreso de Guayaquil, el 16 de junio pasado, fue el que más
llamó la atención por el monto del robo: 2.000 millones de
sucres.

Según las estadísticas del Comité la curva del número de
atracos a entidades financieras y bancarias va subiendo: en
1993, 22; en 1994, 35; en 1995, 92; en 1996, 111; y, en 1997,
106.

Si se toman como referencia los dos últimos años se llega a la
conclusión de que se produce, en promedio, un asalto o un robo
bancario cada tres días.

Los métodos utilizados han cambiado, si se los compara con
años anteriores. El jefe de la Oficina de Investigación del
Delito de Pichincha (OID-P), coronel Ricardo Ayala, afirma que
los delincuentes usan armas más sofisticadas, son más
organizados y generan más violencia.

"Ellos están más equipados que la Policía; cuando se atrapa a
una banda, se les requisa chalecos antibalas, armas con miras
láser, teléfonos celulares, granadas y vehículos veloces,
generalmente robados".

En el intento de robo al banco La Previsora de Quito (Av. del
Maestro y la Prensa) se encontró una pistola Gloc con mira
láser CZ y un revólver Magnun 357; en el del Banco de la
Vivienda (Cordero y 10 de Agosto) se requisó una suelda
autógena.

Nunca faltan los teléfonos celulares. Para el coronel Ayala
este es el instrumento con el que, se sabe, que los cabecillas
aún estando en la cárcel, pueden reorganizar a delincuentes
-cada vez la gente que participa en los asaltos es más joven-
que quedaron libres.

La mayoría de asaltos a bancos son protagonizados por bandas
integradas por ocho o diez personas, generalmente aliadas a
delincuentes internacionales.

El grado de violencia también se ha elevado. Los ladrones van
dispuestos a todo, incluso a matar, de ser necesario.
Generalmente los tripulantes de los blindados y los guardias
de seguridad y las cajeras son los sometidos. En el caso, por
ejemplo del asalto Banco Comercial de Manabí (16 de febrero en
Portoviejo), la mujer que comandaba el ataque ordenó matar al
guardia privado.

En otros casos se usa como método el secuestro, como en el
caso de la cambiaria Pérez en Gualaceo y del Pichincha en
Pedernales.

El blanco de los robos son los blindados y las sucursales
bancarias ubicadas en sitios periféricos de la ciudad -Comité
del Pueblo, El Quinche o Chillogallo- que tiene vías no
congestionadas, para escapar. Si el asalto ocurre en sitios
centrales -como la oficina del Banco de Préstamos situado,
entre 10 de Agosto y Patria, - los delincuentes prefieren
hacerlo en fines de semana o feriados.

Para Enrique Tamariz, presidente del Comité Latinoamericano y
Ecuatoriano de Seguridad Bancaria, los transportes blindados
no eran blanco de robos hasta 1998, porque hoy las oficinas
bancarias son más seguras y porque los delincuentes utilizan
armas cuyas balas pueden vulnerar el blindaje de los
vehículos: muchas veces usan fusiles similares a los dotación
de las Fuerzas Armadas.

El coronel Ayala está, por un lado, satisfecho con el trabajo
realizado por la OID-P en estos seis meses pese a las
limitaciones logísticas: de los nueve bancos asaltados en
Quito, el GAO tiene resueltos cinco.

Pero, por otro lado, se siente frustrado porque señala, que de
lo que él conoce, casi nunca una entidad bancaria coloca su
acusación particular en contra de los asaltantes detenidos por
la Policía pese a las evidencias que demuestran que fueron
ellos los autores.

Varios agentes de la OID le comentaron a este Diario que una
banda de asaltantes integrada por 12, cuyo cabecilla responde
al nombre de Marino Jaramillo, está a punto de salir del CDP.

Para Enrique Tamariz, presidente del Comité de Seguridad
Bancaria, la apreciación del coronel Ayala no es exacta.
"Muchas veces la denuncia no puede traducirse en acusación
particular porque no se conoce los nombres de los delincuentes
que perpetraron el delito. Pero cuando ya se establece la
identidad conozco que la casi totalidad de los bancos ponen la
acusación particular correspondiente.

Cuando el banco ha sido indemnizado por parte de la compañía
de seguros, cuando se firma el finiquito, el banco cede los
derechos a la compañía de seguros y es por tanto ésta la que
tiene que continuar con la acusación particular".

Para Tamariz, la acusación particular no es precisamente un
motivo para que los delincuentes queden sin sanción, porque,
según él, este delito es pesquizable de oficio. Por lo tanto,
los jueces o el fiscal tendrían la obligación de continuar con
la causa hasta que se llegue a establecer quiénes son los
autores, cómplices y encubridores de cada hecho delictivo".

El Presidente del Comité de Seguridad Bancaria calcula que
desde 1993 hasta lo que va de 1998 se ha perdido, en asaltos y
robos a entidades financieras y bancarias, 10 millones de
dólares americanos (más de 50.000 millones de sucres).

Nueve casos en 1998

Nueve bancos han sido asaltados en lo que va del año, en el
Distrito Metropolitano de Quito. La pérdida de dinero
declarada por los representantes de las entidades bancarias a
la Oficina de Investigación del Delito de Pichincha (OID-P)
asciende a 1.646 millones de sucres. Una cifra similar a la
presentada por el robo a 15 bancos durante todo el año 97:
1.671 millones.

De los nueve asaltos, uno fue frustrado gracias a la acción de
los guardias privados; tres están investigándose por la
Policía; y, cinco ya fueron resueltos por el Grupo de Apoyo de
Operación Especiales (GAO): los robos a los bancos del
Pichincha, Banunión, Bancomex, Banco Ecuatoriano de la
Vivienda y La Previsora.

El GAO es un grupo de agentes de la Oficina de Investigación
del Delito (OID-P) que se dedica, entre otras casos que exigen
más trabajo, a investigar el robo a bancos.

En los casos resueltos han sido apresados alrededor de 30
presuntos delincuentes que tienen que ver con el asalto y robo
a bancos.

La Policía Nacional señala que de ellos, 10 serían cabecillas
de bandas asaltabancos: Carlos Castillo Vallejo, Víctor Ayo
Tupiso, Luis Flores Tupiso, Byron Miranda Pino, Ludovico
Quiñones, Segundo Aguilar Rubín, son algunos de los nombres

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